Thursday, August 8, 2013

Reflexión "La cosa"

Reflexión grupal:

El tema de la cotidianeidad como disparador nos llevó a representar la monotonía en dos personas que, después de más de cincuenta años de casados, ya no tienen más nada que decirse. “Pequeñas delicias de la vida conyugal“ es un documental observacional a partir de cámaras ocultas que funciona como una ventana directa a la realidad.

En función de la idea, decidimos no ficcionar y ser lo más objetivas posible, de esta manera el concepto es más genuino y el espectador tiene una relación directa con la situación. Si bien el contraste entre los silencios prolongados, los comentarios totalmente descolgados y los gestos y actitudes propios de muchos años de confianza llevaron el trabajo a un lugar medio cómico, trasciende ese primer momento y lleva a una reflexión más profunda sobre la situación.

Registramos mucho material, por lo que fue difícil decidir qué usar y qué no, pero nos ayudó a entender mejor lo que estaba pasando. Terminamos usamos un plano secuencia porque deja en evidencia el tiempo estatizado y la idea de que este matrimonio de ancianos podría permanecer invariable por siempre.

Finalmente, confirmamos que la realidad es superadora de la ficción ya que hubiese sido imposible logar el mismo resultado con un guión y actores.


Reflexión individual:

El 4 de julio después de la entrega del tp me quedé un rato en el bar leyendo Rayuela, haciendo tiempo. En eso llego al capítulo 115 que me pareció como un buen cierre a todo esto. Lo transcribo:

Morelliana.
Basándose en una serie de notas sueltas, muchas veces contradictorias, el Club dedujo que Morelli veía en la narrativa contemporánea un avance hacia la mal llamada abstracción. «La música pierde melodía, la pintura pierde anécdota, la novela pierde descripción». Wong, maestro en collages dialécticos, sumaba aquí este pasaje: «La novela que nos interesa no es la que va colocando los personajes en la situación, sino la que instala la situación en los personajes. Con lo cual éstos dejan de ser personajes para volverse personas. Hay como una extrapolación mediante la cual ellos saltan a nosotros, o nosotros hacia ellos. El K. de Kafka se llama como su lector, o al revés». Y a esto debía agregarse una nota bastante confusa, donde Morelli tramaba un episodio en el que dejaría en blanco el nombre de los personajes, para que en cada caso esa supuesta abstracción se resolviera obligadamente en una atribución hipotética.



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